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“Es un alivio para nosotras que el STJ le haya dicho al Tribunal Penal 1: ‘Hicieron todo mal’”

Tras lo resuelto por el Superior Tribunal de Justicia de Misiones, publicado por PRIMERA EDICIÓN el domingo pasado, la madre que lucha desde 2016 para que se esclarezca el abuso sexual calificado por el vínculo que sufrió su hija con solo tres años, decidió resaltar con su voz lo cruel y duro que resulta para las víctimas y sus progenitoras enfrentar este tipo de camino, el de intentar sanar el sufrimiento y llegar a una respuesta acorde, sensata, justa.

La emprendedora de 37 años, rescató el valor del fallo del STJ y resumió sensaciones desde el inicio de la causa en el Juzgado de Instrucción 1 de Posadas, como el revés polémico de marzo de 2023 en el Tribunal Penal 1, cuando los jueces Ángel Dejesús Cardozo, Viviana Gladis Cukla y Gustavo Arnaldo Bernie absolvieron al acusado previo rechazo y cercenamiento de todo lo actuado por la Querella.

¿Te sorprendió el fallo del STJ, que anuló el juicio y ordenó uno nuevo en otro Tribunal?

Fue sorprendente el fallo sí, a poco más de un año del juicio respondió el Superior Tribunal de Justicia a la apelación del fiscal Martín Rau, quien planteó el recurso de casación contra el juicio. La anulación de la absolución para mí fue una alegría porque me tocó sufrir una situación muy fea. El Tribunal Penal 1 no tuvo en cuenta los derechos del niño durante el juicio. A mi hija, la víctima, la dejaron a un costado.

¿Cuándo denunciaste los abusos y cómo fue el proceso judicial?

La denuncia la hice en el 2016, cuando mi hija tenía tres años. Desde ese comienzo fue complicado todo, la policía extravió la denuncia, al abusador se le notificó la denuncia una semana después de realizada y continuó libre, con su vida normal. El proceso fue tedioso, era ir varias veces en la semana al juzgado sin encontrar respuestas. Era un caso más de la pila que tenían, no me explicaban absolutamente nada.

¿Te sentiste protegida por la Justicia durante la instrucción de la causa?

En cuánto a la protección por parte de la Justicia, fue muy liviano todo. Si bien logramos un medida de restricción, la cual este sujeto incumplió acercándose hasta la escuela de mi nena, entró al aula, la abrazó y le dio un regalo, ella se quedó helada. Lo denunciamos y no fue preso por desobediencia judicial. Tuvimos que cambiar nuestras rutinas, ya no íbamos al centro porque él trabajaba en la peluquería y no quería cruzarlo. Parecía que las culpables o delincuentes éramos nosotras. Fue horrible.

¿Qué pensaste cuando el TP-1 no te aceptó como querellante y no introdujo toda la tarea con evidencias, testigos y pruebas?

Dos meses antes, aproximadamente, de la fecha me notificaron desde el Tribunal Penal 1 que se realizaba el debate. Habían pasado siete años de la realización de la primera denuncia. Me quedé sin representación legal, sin abogado, porque ya no podía solventar más los gastos en ese momento, el dinero del cual debía disponer para encarar un juicio, era bastante. Fue entonces cuando conocí al fiscal (del Tribunal Penal 1) Martín Rau, empático y completamente comprometido con su labor, fue la primera persona de la Justicia con la que me sentí escuchada y quien respondió todas las dudas que tenía. Me brindó la información para acercarme al Centro de Acceso a la Justicia a solicitar un abogado. Eso hice, pero ya teníamos la fecha del juicio encima, y para la abogada que me brindaron ya era tarde el estudio del caso, entonces no lo tomó. Me presenté entonces sola al juicio a presentar mi testimonio y el Tribunal no me dejó formar parte activa del debate (querellante). Dejaron afuera mis testigos y pruebas que eran fundamentales. Incluyendo la psicóloga que trataba a mi nena. Fue de terror.

El fiscal solicitó antes de iniciar el debate poder suspenderlo, postergarlo y darme un tiempo más de organizarme con la representación legal, pero no le dieron lugar. Sentía que absolutamente todos los beneficios eran solo para el acusado, los defensores oficiales fueron más escuchados que yo. Sentí que los jueces fueron a ese juicio a cumplir un trámite con el que no se querían demorar y lo quisieron resolver rápido, sin importarles que tuviéramos que lidiar nosotras (madre y víctima directa) con el resultado.

¿Podés resumir todo este tiempo de luchar, intentar vivir para proteger a tu hija?

Todo el proceso de una madre, o persona que se queda sola, por así decirlo en defensa de un niño que es abusado, es muy doloroso, desde el ida y vuelta al juzgado, penal y de familia, para ver los adelantos del caso, tener que solventar gastos de abogados, psicólogos, psicopedagoga, escolares y los gastos generales de una niña. Por dentro estar destruida por el dolor atravesado y tener que poner buena cara y trabajar y acompañarla a ella en su dolor. Es desbordante, agotador. Mi hija desarrolló crisis de epilepsia por el abuso, fue empeorando con el tiempo. Tomaba una medicación que la desestabilizaba emocionalmente y le provocó dificultades en el aprendizaje, y muchas secuelas tuvo que atravesar y aún atraviesa.

¿Creés en la Justicia?

La única justicia a la que me aferré y en la que creo es en la de Dios. De todas maneras, el fallo del Superior Tribunal de Justicia que le dijo a estos jueces “hicieron todo mal” fue un alivio, aire fresco porque nos sentimos escuchadas y no ninguneadas. Con respecto a la Justicia de Familia, es otro problema también que enfrentamos. Solventé una abogada la cual se ocupó de lograr el cuidado personal unilateral, lo cual fue bueno. Pero de parte del padre biológico, desde el 2016 hasta hoy, no recibimos ningún pago de alimentos, por ejemplo.

¿Sentiste que te cercenaron los derechos de tu hija y tuyos en el Tribunal Penal 1?

El maltrato que atravesamos en Tribunal Penal 1 fue muy doloroso. Sentí que no tenía derecho de reclamar nada, estaba sola y sin información, nada en absoluto. Veía que el único que podía gozar de derechos era, y sigue siendo, el acusado. Impotencia es lo que sentí durante todo el proceso. La sensación era que iba contra la corriente y, por momentos, me desbordaba mental, emocional y físicamente.

¿Te queda confianza para lo que resta, para un nuevo juicio?

Tenemos esperanza para que haya un nuevo juicio, pero bien realizado esta vez. Me da mucha alegría y alivio saber, que esta nueva situación no solo nos brinda esperanzas a nosotras, sino también a otros niños y madres, víctimas de abuso que se quedan marginados por no poseer recursos económicos. Es muy bueno que otras madres o tutores se animen a denunciar sabiendo ahora que van a ser escuchados y que los derechos de los niños son tenidos en cuenta realmente y no solo están escritos en un libro.