Desde finales del año pasado, estudiantes de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM solicitaron que esta casa de estudio facilite herramientas para abordar la salud mental del estudiantado y se generen respuestas a problemáticas de contención. Situación que se potenció luego de la pérdida de tres estudiantes de la carrera de Letras, quienes se quitaron la vida en un lapso de cuatro meses.
Desde el regreso a la presencialidad plena, se han notado complicaciones relacionadas con el ámbito emocional de los estudiantes, lo cual repercute en el propio desempeño académico y pueden generar mayor desgranamiento o alumnos crónicos.
La pandemia dejó una situación difícil y compleja, que no hizo más que agudizar muchas problemáticas que ya se venían gestando desde antes. “No es que la pandemia por sí sola incrementó los casos, sino que ya había una predisposición antes, ya habían cuestiones que se venían gestando desde hace tiempo y lo que hizo la cuarentena fue agudizar todo eso“, señaló la psicóloga Débora Vallejos, integrante de la Asociación Civil Defender la Vida.
Defender la Vida es una ONG sin fines de lucro, que desde hace casi 19 años tiene como misión la “prevención, la contención, también orientada a familiares y allegados de personas con riesgo suicida, y la postvención, que serían todas aquellas acciones que se llevan a cabo después de que ocurrió un hecho de suicidio“, explicó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones.
En ese sentido, la Licenciada Vallejos se refirió al pedido de los estudiantes de la UNaM, quienes solicitaron a la casa de estudios la presencia de un psicólogo permanente. “El tema del psicólogo es que la demanda de alumnos de la UNaM también es muy alta, entonces uno o dos psicólogos no darían abasto para cubrir todo lo que es el alumnado. Sí podrían haber profesionales que trabajen más en el sentido de atención y contención, no de tratamiento en sí, que ayude a los chicos que requieran buscar esa ayuda, pero es difícil en ese sentido“, comentó.
“Creo que es importante siempre trabajar en lo que es prevención, hablar con los estudiantes de esto, que estén al tanto de las señales, de los indicios, de cuáles pueden ser los factores de riesgo, y de qué hacer si ven dichas señales, a dónde acudir también para poder ayudar a otros o ayudarse a sí mismos. Es importante que desde la institución se propicie eso de que se sepa qué hacer, cómo ayudar bien”, consideró.
Por otra parte, explicó que para abordar un posible caso suicida, lo más importante es poder identificar dichas señales. “Si vemos que hay alguna situación que nos llama la atención, no subestimarla, a veces puede ser que sea algo mínimo, pasajero, y a veces no. Nosotros siempre decimos que preferimos pecar de hacer demás que de evitar hacer algo, entonces si vemos que algún ser querido presenta algo que nos llame la atención, poder hablarlo con esa persona y tratar de abordarlo desde un lugar empático, no juzgando al otro”.
El siguiente paso sería llevar a esta persona con un profesional, “que se evalúe la situación, se evalúa el riesgo, casi siempre se intenta trabajar interdisciplinariamente, no solamente el psicólogo desde su consultorio, sino también con un psiquiatra o con un trabajador social. Cuanto más interdisciplinariamente se pueda trabajar mejor para el abordaje del caso”
“También hacerle saber que estamos, que es importante, que puede contar con nosotros, que si bien nosotros por ahí no podemos dar la solución, pero le podemos ayudar a que esté mejor. No todos tenemos ni somos la solución de nada, sino que a veces podemos ayudar y acompañar el proceso, es estar, es hacer sentir al otro que está contenido, que no está solo“.
Para contactarse con Asociación Civil Defender la Vida pueden llamar al teléfono 376-4385252. También pueden comunicarse a través del correo [email protected] o por medio de sus redes social en Facebook (facebook.com/DefenderLaVidaJuan) e Instagram (instagram.com/asocdefenderlavida/)
Estar atento a las señales
La psicóloga Débora Vallejos contó cuáles podrían ser algunas de las señales que podría dar una persona que puede llegar a buscar o que está en riesgo de cometer un suicidio.
“Siempre hay señales previas, y esas señales no siempre son tan claras, a veces son muy sutiles, entonces lo que nosotros tratamos de hacer cuando trabajamos en prevención es plantear un poco estas señales, algunos indicios, como para que toda la población pueda tener idea de identificarlas“, comentó al radio de PRIMERA EDICIÓN.
En primer lugar, aclaró que no siempre del otro lado de uno de estos hechos hay una enfermedad de salud mental, como ser la depresión. “La depresión es una enfermedad y puede estar como no estar. También hay otras enfermedades como polaridad, ansiedad y muchas otras, diagnosticadas siempre por profesionales, que pueden estar involucradas en ese proceso de ideación suicida, pero no necesariamente es un factor que sí o sí tenga que estar“.
“En algunos casos se ven personas que se encuentran con un comportamiento depresivo, que no es lo mismo que la depresión como enfermedad. Se encuentran por ahí desmotivados con los que es el vivir, con las actividades cotidianas, con actividades que antes hacía placenteramente y de repente ya no“, continuó.
También están los casos en que la persona se muestra estable por fuera, “y que son los que más generan interrogantes después, porque siempre decimos ‘pero yo lo veía bien, pero se mostraba sonriente, haciendo actividades’. Esos son los casos más peligrosos, porque las señales son mucho más sutiles, o son otras“.
“Otra de las señales es cuando una persona empieza a poner en orden todos sus asuntos, a dejar y ordenar todas cuestiones de su vida, a regalar objetos de valor por ejemplo. Acá ya estaríamos hablando de alguien que está en un riesgo muy alto, cuando ya la planificación está en un nivel de próximo al acto, entonces lo tiene todo tan armado y resuelto entre comillas, que comienza a tener estos comportamientos, de empezar a despedirse, de empezar a regalar objetos de valor, entonces esto nos debería dar algún indicio”.
De la misma manera, otra señal de alerta puede ser el aumento del consumo de sustancias, ya sea alcohol o drogas. “De repente una persona que comienza a consumir esto mucho más que antes, o que su vida comienza a consistir en eso, también están dando indicio de que ahí está sucediendo algo, de que hay alguna cuestión no resuelta”
Por otra parte, aclaró que el suicido puede ocurrir en cualquier edad, “esto es importante tenerlo en cuenta y no subestimarlo, por ejemplo, en chicos que es lo que por ahí menos se habla“.
“Puede suceder a cualquier edad, y también dependiendo de la edad van a ser las señales. No es lo mismo una señal que puede dar un adulto que un niño, pero sí hay ciertos comportamientos que deberían llamar un poco la atención y hacer algo al respecto“, explicó.
En el caso de los niños por ejemplo, algunos indicios podrían ser “los cambios de humor repentinos, dificultades para comer, para dormir, para desenvolverse en sus actividades, para relacionarse con otros, desmotivación, retraimiento, etcétera, eso también se puede ver“.
Por otra parte, habló de los casos donde una persona “avisa” o “bromea” con sus conocidos que tiene intenciones de tomar ese camino. “Es importante que si una persona lo dice, lo cuenta, tomarlo en consideración, porque está eso de decir ‘sólo quiere llamar la atención’ o ‘si lo dice no lo va a hacer’. Nosotros siempre decimos que, por las dudas, tomarlo sí como un llamado de atención”
“A veces ese llamado de atención viene aparejado con un pedido de ayuda, con un ‘no puedo, no sé cómo más manifestar esto o decirlo, entonces lo digo directamente’. Entonces es importante en todos los casos no subestimarlo, no tomarlo como algo menor, como algo que no lo va a hacer, siempre está el peligro de que lo haga” .
“Muchas veces a muchos el humor le sirve para exteriorizar cuestiones que les están pasando, así que hay que tener en cuenta el contexto también de cada uno“, consideró.
Finalmente, Vallejos hizo hincapié en que generalmente un caso de suicidio no tiene un único detonante, sino que “siempre tratamos de rescatar la multicausalidad del suicidio. Cuando hablamos de suicidio hablamos de un proceso, generalmente lo que se ve es lo último, el acto suicida o el intento, pero siempre hay un proceso previo que tiene un tiempo de gestación, donde se van gestando estas ideas y esta planificación”
“Entonces nunca hay una causa específica, pueden haber eventos que funcionen como desencadenantes, que aumentan la probabilidad de riesgo, pero no que condicionen a que haya un suicidio específico“, explicó.