En los barrios más necesitados de la ciudad, donde la falta de recursos marca el día a día de muchos niños, el voluntariado Jóvenes por la Educación se ha convertido en un faro de esperanza y aprendizaje.
Desde el 2023, este grupo de jóvenes comprometidos no solo ofrece meriendas, sino también educación y apoyo a una amplia franja etaria que va desde bebés hasta adolescentes de 15 y 18 años.
“Todos los días llevamos la merienda, que a veces es la única comida del día de los chicos, y la actividad educativa. La idea originalmente era llevar adelante clases de apoyo o respaldo escolar, pero nos encontramos con la realidad de que hay muchos chicos que no están alfabetizados, es decir, que no saben leer ni escribir”, compartió con en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Pablo Lliej, profesor de historia y precursor de la iniciativa.
Acompañamiento y alfabetizaciónA raíz de ello, se pusieron en contacto con ONG’s y otros profesionales que abordaban esta problemática en otras provincias y accedieron a propuestas para acompañar el proceso de alfabetización de los chicos.
Las propuestas de acompañamiento están vinculadas a “juegos, propuestas de lecturas de cuentos, poesías”, describió Pablo.
“Además nos ponemos a disposición de todo lo que haga falta: hicimos una venta de budines para juntar fondos y poder comprar útiles escolares, juntamos abrigos, hicimos talleres de higiene bucal, de cultura general, de cuidado del ambiente”, remarcó.
“Hace poco también hicimos una maratón solidaria para recaudar leche, donde se inscribieron más de 200 corredores y se juntaron más de 200 litros de leche para llevar a los chicos. Organizamos todo nosotros y nos encargamos de repartir notas en Movilidad Urbana, el Ministerio de Deporte, el Ministerio de Salud y la Jefatura de Policía para poder realizar el evento y se concretó”, comentó.
Pablo Lliej explicó que, a pesar de no recibir ayuda económica de instituciones, partidos políticos ni organizaciones religiosas, han logrado extender su ayuda a varios barrios como Prosol II, Barrio Evita, Barrio Néstor Kirchner, Barrio Porvenir I y Villa Cariño.
“Colaboramos con donaciones y actividades en esos lugares, pero nuestro enfoque principal está en el barrio Porvenir II”, destacó Pablo.
“En todos nos pusimos a disposición de la comunidad, cuando hubo incendios tratamos de aportar o cuando hubo inundaciones, como el año pasado”, añadió.
VoluntariadoEl voluntariado funciona de manera completamente ad honorem. Ningún integrante recibe remuneración alguna; por el contrario, todos invierten recursos personales para mantener la iniciativa en marcha: desde las fotocopias para las actividades educativas hasta el transporte semanal.
“Las primeras veces no fue fácil la convocatoria a voluntarios, éramos solo tres, después, a través de las redes sociales comenzó a tener más éxito, y comenzaron a sumarse más, ahora ya somos 120 voluntarios y cada uno aporta desde dónde puede, cuando puede y en lo que se siente cómodo”, compartió.
Entre los voluntarios, la edad varía desde los 16 años, con permiso de sus padres, hasta adultos jóvenes de alrededor de 35 años.
“Es un esfuerzo colectivo que involucra a personas de diferentes edades y habilidades, todos unidos por el deseo de hacer una diferencia”, señaló Pablo.
Los chicos conocieron el cine
Además de los programas de alfabetización, las clases de apoyo escolar y la ayuda solidaria, recientemente organizaron una proyección de cine para los niños del barrio, una experiencia enriquecedora que muchos de ellos nunca habían experimentado. “La semana pasada lo que hicimos fue llevar el proyector al barrio, hacer pororó y proyectar Intensamente 1 para que los chicos vean la película, la gran mayoría no conocía el cine, ellos viven en una Posadas totalmente distinta a la que vivimos nosotros”, expresó Pablo. “En gran parte del barrio no hay señal, no hay conectividad, no hay agua corriente, los chicos van al baño en letrina, en invierno tienen que ir a buscar el agua en los tanques comunitarios con balde, la mayoría del tiempo no tienen para comer”, agregó. Después “si bien intentamos ayudar en todas las necesidades básicas, también nos pareció lindo que los chicos conozcan realmente el cine. Decidimos presentar nota en Tipoka para conseguir el colectivo, que nos aprobaron y tuvimos el colectivo, y juntamos fondos a través de las redes sociales para pagar las entradas del cine. En 12 horas juntamos cerca de 300 mil pesos”, comentó.“En el camino nos escribieron desde Las Tipas, para colaborar con los combos de bebidas más pororó para los chicos, para ellos fue una experiencia inolvidable y para nosotros también, pudimos llevar a 38 chicos del barrio Porvenir II a que conozcan el cine, fueron a ver Intensamente 2”, manifestó. “Cada día aprendemos más sobre las realidades de estos niños y estamos comprometidos a seguir ayudando”, afirmó Pablo con determinación.