La astrología siempre ha sido un campo de múltiples discusiones y fascinaciones. Mientras que muchos centran su atención en el signo solar, hay otro aspecto que no debería pasar desapercibido: el signo ascendente.
¿Alguna vez has sentido que ciertas personas emanan una atracción innata? Puede que tu signo ascendente tenga mucho que ver en esto. A diferencia del signo solar, el signo ascendente es aquel que estaba en el horizonte en el momento exacto de tu nacimiento.
Este es un indicador poderoso en la carta astral que determina, en gran parte, cómo te presentan al mundo los astros. No tiene solo que ver con el físico, sino con la esencia que proyectamos. Cuando teorías sugieren que lo interno se refleja en lo externo, el ascendente podría ser un reflejo fiel de esta hipótesis.
Aries, por ejemplo, con su ascendente, se revela como un líder intrépido cuyas aventuras nunca escatiman en lecciones de vida y compañía inolvidable. La atracción que genera está en su seguridad y confianza, cualidades que no pasamos por alto.
Tauro, con su gusto excepcional por la estética, encuentra su poder en detalles que hacen que otros quieran seguirles. Es el público el que sucumbe a su tantra meditativo, un paseo por la sensualidad pura sin necesidad de emitir sonidos. Contrariamente, Géminis, con una agilidad comunicativa, teje redes interminables de contacto humano, demostrando ser un enjambre social;
Si alguna vez te has sentido como si te hubieran arrojado al cálido y reconfortante abrazo de Cáncer, es porque probablemente lo hicieron literalmente. Este signo acoge al ser querido en su nido, una muestra hermosa de pura empatía y cariño. Por otro lado, Leo, con un carisma que desenfrena, se torna el espectáculo central. Si buscas inspiración, este radiante signo te llevará a un mundo vibrante, lleno de obras teatrales.
La magia que caracteriza al ascendente podría atribuirse al equilibrio que ofrece Libra, una amalgama de balance jovial y empatía energética, irradiando agradable compañía. Como si flotaran por conforme pasiones, lograr ver la profundidad del Escorpio es sumergirte en mares indescifrables, sus aguas son horizonte de lo sublime, de lo emblemático en las emociones y secretos revelados.
Sagitario nos transporta en la positividad de un caminante aventurero entre océanos por descubrir todos, haciendo que lavanda inunde las sombras del cansancio. Capricornio, por el contrario, te recuerda la importancia de trabajar con dedicación para lograr el respeto puro por el disciplinado trayecto de sus pasos.
Innovaciones son las que destacan al signo de Acuario, un mártir del progreso, ignición de nuevos mundos incluso inimaginados. Y por último, Piscis, con un toque de misticismo, inaugurando el amor, resplandor de la vida en brotes de sensibilidad inusitada. Sus creaciones despiertan admiración, una encrucijada de serenidad a través del sonido de la intuición.
El descubrimiento personal es un viaje inacabable. Conocer tu rasgo magnético según tu signo ascendente es adentrarse en territorios aun por explorar que bien podrían depararte sorpresas fascinantes. Nunca subestimes el poder que irradias. Ya seas océano, candela, brisa o firmamento andante, siempre habrá quienes se atrevan a buscar entre tus misterios y celebrar cada rasgo como un tesoro encontrado.