Bajo fuerte apremio por la caída de subsidios de los que se nutrió durante años, el transporte urbano de Bariloche depende cada vez más de los que pagan los propios pasajeros y registró en lo que va del año aumentos tarifarios acumulados que superan el 600%.
Esas subas están muy lejos de haber sido acompañadas por los salarios, con un efecto inevitable: los usuarios del sistema son cada vez menos y, en consecuencia, adelgazan los ingresos percibidos por la empresa Mi Bus, cuya presión para lograr correcciones de tarifas es cada vez mayor.
Esa dinámica quedó en evidencia el último jueves durante la audiencia pública convocada por el municipio para evaluar un nuevo incremento solicitado por la concesionaria, que aspira a llevar el boleto pleno a 1.612,70 pesos (un aumento del 26,5%) y fue definida por el concejal Facundo Villalba (Primero Río Negro) como un “bucle” devastador.
El cónclave realizado en el Centro Cívico se inició -como cada vez- con la exposición del gerente de Mi Bus, Juan Pablo Follonier, quien dijo que desde diciembre ya no cuentan con el “fondo compensador” que garantizaba el gobierno nacional, mientras que el subsidio de la provincia quedó congelado desde febrero en 70 millones de pesos mensuales y el municipio también redujo drásticamente sus aportes.
Por eso, la relación entre aportes del Estado y recaudación por tarifa (que llegó a ser un 70/30) hoy se revirtió por completo y los pasajeros cubren de su bolsillo casi un 80% del costo total.
Como resultado, la tarifa en Bariloche empezó el año en 158 pesos, el 1 de enero subió a 200 pesos y, luego de sucesivos aumentos en abril, julio y agosto ya está en 1.274 pesos, con un descuento para residentes del 25%.
Si el municipio convalida la suba a 1.612 pesos pretendida por la empresa, el incremento en algo más de 10 meses llegaría al 806%, cuando la inflación acumulada en el período fue ocho veces menor.
El dilema aparece al comprobar que la demanda está lejos de ser una variable inelástica. La tarifa subiendo a ese ritmo no tardó en impactar en el número de pasajeros. Follonier cifró la reducción para Bariloche en el orden del 20%, pero dijo que “lo mismo ocurre en todo el país”.
El directivo evaluó, a requerimiento de este medio, que el momento actual del transporte urbano es el más crítico que recuerde, salvo por la caída abrupta de la actividad en 2020 y 2021 durante el aislamiento masivo por la pandemia de Covid. Pero aquella vez la asistencia del Estado contribuyó a mantener las empresas a flote.
Promesas y realidad
Hoy todo resulta incierto y desde Mi Bus no ofrecen indicio sobre qué piensan hacer dentro de dos años, cuando venza el actual contrato de concesión. Consultado sobre ese punto el gerente se abstuvo de opinar, dijo que es “solo un empleado” y que la decisión “es de los dueños”.
El intendente Walter Cortés ha dicho más de una vez este año, al justificar los abultados aumentos de tarifas, que la alternativa era que la ciudad se quede sin transporte. Un argumento idéntico era invocado por su antecesor, Gustavo Gennuso.
Pero Cortés, cuando estaba en campaña, había criticado los aumentos tarifarios y dijo que para mejorar las condiciones y abaratar el costo para los usuarios su receta era “liberar el transporte público”, con prestadores múltiples. Hasta hoy, a diez meses de gestión, no avanzó en esa línea.
Críticas al por mayor
La audiencia fue una vez más una caja de resonancia para las quejas por la baja calidad del servicio y el rechazo un nuevo aumento, calificado por algunos oradores como “impagable”. Elena Florín, de la Multisectorial del Transporte, dijo que “los colectivos no entran en algunos barrios, como lo reconocieron los concejales” presentes en la audiencia, e interpelados como usuarios.
Lucas Maliqueo y Arístides Terrile defendieron la propuesta enarbolada hace ya varios años para que “se municipalice el servicio” para sacarlo de la lógica “comercial y de maximización de las ganancias”. Citaron ejemplos de esa salida, implementada “en Santa Rosa, en Córdoba y también en otros países”.
Gloria Moreno dijo que el transporte “es un derecho” y el gobierno municipal “tiene la responsabilidad de garantizarlo, verificar recorridos, la calidad del servicio y las ganancias de la empresa”. Señaló que “Bariloche es una ciudad muy difícil, muy grande, con un clima hostil, y el transporte público es vital”.
No solo los grupos más confrontativos manifestaron su oposición a un nuevo aumento tarifario. También tomaron la palabra los concejales Villalba y Leandro Costa Brutten (Incluyendo). Villalba dijo que a pesar de las quejas la empresa recibe todavía “casi 2.000 millones de pesos de subsidio anual” y propuso mejorar la relación de pasajeros por kilómetro con un cambio integral de de líneas y recorridos. “Esta tarifa nos está matando”, aseguró.
Costa Brutten dijo que la empresa incumple el contrato (por ejemplo en la cantidad de unidades aplicadas al servicio) y en esas condiciones “no puede pedir ningún aumento”.
Números erráticos
Luego de un año sin audiencias públicas por la tarifa del transporte -lapso en el cual los acuerdos para fijar la tarifa quedaron reducidos al contacto reservado entre la empresa Amancay Mi Bus y el gobierno municipal-, un amparo judicial obligó a recuperar esa instancia de participación que está prevista por ordenanza.
En cumplimiento de ese trámite, el representante de la concesionaria dijo el pasado jueves que los recorridos del transporte se mantienen estables y cubren “en promedio, unos 6.200.000 kilómetros año”, lo cual demanda 2.100.000 litros de combustible. Aseguró que la empresa cuenta con 75 colectivos y cumple con la relación de 3,5 empleados por unidad. Dijo que el costo en gasoil “subió el 12% y el costo en en mano de obra un 44%” (no aclaró desde cuándo). Agregó que el resto de los insumos acusaron una inflación del 98,4% “a lo largo de este año”, lo cual “impacta en el precio del boleto”.
Indicó además que el número de pasajeros trasladados se ubica “entre los 800 mil y 900 mil mensuales”. Durante años los planificadores del transporte dieron por demostrado que ese número en Bariloche superaba el millón de usuarios. Consultado luego por este medio, Follonier admitió que -a pesar del crecimiento poblacional- el uso del transporte en la ciudad registra una caída del 20%. Un dato de evidente relación con el costo del boleto.
-¿Y ustedes qué es lo que ven? ¿esa gente que ya no sube al colectivo ahora hace dedo, camina, compró una motito? – se le preguntó.
-Un poco de todo eso- respondió Follonier.
El gerente de la transportista dijo en la audiencia que los datos que ofreció podían ser chequeados en las páginas de la Afip y de la CNRT. Uno de los usuarios participantes le preguntó a qué sitio web los remitía si querían conocer detalles sobre la ganancia de la empresa. No hubo respuesta.