La Patagonia posee mucha diversidad, pero no se caracteriza por su gran número de serpientes. De las 137 especies que suelen habitar otras regiones del país sólo alrededor de 20 se encuentran en Río Negro y Neuquén, aunque, entre ellas, hay cinco que son venenosas, y tienen gran capacidad de daño si nos alcanzan con su mordedura.
«Lo que pasa con las serpientes es que son organismos relativamente grandes, entonces la cantidad de veneno que poseen puede ser letal para un ser humano. De hecho el que fabrican algunos sapos, escorpiones o arañas es mucho más potente. Pero las dosis que éstos nos pueden inocular son muy pequeñas. Con las víboras ocurre lo contrario» explicó Javier Nori, que es licenciado en ciencias biológicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Volviendo a las especies, las cinco venenosas que pueden hallarse en la región son la cascabel (Crotalus)la yarará grande (Bothrops Alternatus) la yarará chica (Bothrops Diporus) la yarará ñata (Bothrops Ammodytoides) y la serpiente de coral (Micrurus Altirostris).
«La más común en esta zona es la yarará ñata, que es mediana (mide entre 45 y 75 cm). Su color se mimetiza con las zonas que habitan, porque se las encuentra en áreas áridas, de monte. Su cuerpo es marrón claro o grisáceo, con rombos o líneas cruzadas marrones oscuras o negras. En su vientre el tono es amarillento» describió el científico.
«Las yararás, junto con otras venenosas, son las que tienen la dentición más letal, porque sus colmillos son huecos, se mueven hacía atrás cuando la boca está cerrada, pero los ‘sacan’ cuando la abren, y por ellos, al clavarlos, ‘inyectan’ gran cantidad de veneno, que penetra en profundidad» relató Nori.
«El ‘problema’ con esta serpientes, por decirlo de alguna manera, es que se camuflan y no las vemos. Por eso podemos acercarnos mucho y, al sentirse atacadas, ellas se defienden con su mordedura» apuntó.
«Como son de sangre fría, durante el invierno estos reptiles se mantienen aletargados, hibernan. Salen en épocas más cálidas. Esa franja, en Patagonia, se da desde fines de septiembre hasta marzo. Se las ve principalmente en horas del crepúsculo, o sea, después de las 17′. Salen a cazar, porque las de esta zona se alimentan en su mayoría de lagartijas y de pequeños mamíferos»
Cómo actuar ante una mordedura
Allí, en esos entornos naturales, pueden darse las mordeduras. Ante estos accidentes el experto destacó que hay una serie de pasos a seguir.
«Es importante que el accidentado se hidrate, esté todo lo tranquilo que pueda y se quede a la sombra. Se recomienda lavar la herida con abundante agua. Lo imprescindible es llegar al centro de asistencia más cercano lo más rápido posible» aconsejó el hombre.
«Lo más adecuado es ir a centros de salud pública, porque en ellos distribuyen los sueros antiofídicos. También es importante contar lo que pasó y describir a la serpiente, ya que estos sueros son específicos. Sirven para tratar accidentes generados por una sola especie de serpiente o, a veces, abarcan a dos o tres de ellas. Pero no actúan de manera ‘genérica’. Por eso, cuánto más detallada sea la descripción del ofidio que efectuó la mordedura, mejor» recomendó el profesional.
Por último brindó algunos detalles sobre las víboras de coral. «Son las más llamativas de las venenosas que podrían encontrarse en esta zona. Tiene anillos negros, rojos y blancos. Ese color aleja a los depredadores, que perciben de inmediato que es muy peligrosa. También hay ‘falsas’ coral, que tienen una coloración similar, pero no son venenosas, aunque la recomendación es alejarse de inmediato si se las ve» finalizó el licenciado en ciencias biológicas.