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La víctima del primo de Rangeón contó qué fue lo que le dio valor para denunciar el abuso

En la Sala 5 del Tribunal de Juicio se desarrolló hoy la segunda jornada de la audiencia debate seguida contra Federico Ariel Sánchez, a quien el fiscal Penal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual 1, Federico Obeid, acusa de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de una mujer.

La primera testigo del día fue la propia víctima, por lo que se le solicitó al acusado que salga de la sala. En alrededor de una hora la mujer detalló lo sucedido en el 2012 y luego contestó diferentes preguntas a la Fiscalía, la querella y la defensa.

Fue el fiscal Obeid quien le consultó el motivo por el que decidió denunciarlo en el 2021, la víctima contó: «Nunca me olvidé de eso, siempre lo tuve adentro, siempre está presente» y manifestó que al conocer que su primo, Pablo Rangeón, enfrentaba un juicio por abuso sexual de seis mujeres, se comunicó con una de las víctimas a través de Instagram y le manifestó que ella le creía, que Sánchez había usado un modus operandi similar con ella y que había que detenerlos para que no hubiera más víctimas. El mensaje enviado en el 2021 fue leído por la mujer ante el Tribunal.

De acuerdo a la víctima, un viernes del 2012 cerca de las 01:00 llegó al boliche que administraban su cuñado y hermana. Allí se encontró con Sánchez, que se desempeñaba como relacionista público del lugar y bebieron algunos tragos. Aproximadamente a las 5:30, éste se ofreció a llevarla a su departamento en calle Belgrano, a lo que accedió.

Abuso Sexual adolescente

En el camino, el acusado la invitó a un after en la casa de unos amigos y ella aceptó. Estuvieron alrededor de 40 minutos en el lugar tras lo que solicitó que la lleven nuevamente a su vivienda. Al subirse al vehículo de Sánchez, explicó, ése le dijo que antes de llevarla, pasaría a buscar algo por su casa, ubicada en el barrio de Tres Cerritos. Refirió que aceptó porque le estaba haciendo el favor de trasladarla, pero no se bajó del auto.

Al regresar lo hizo con una botella de agua que se la ofreció insistentemente hasta que bebió.  El hombre manejó por un período aproximado de treinta minutos por el barrio, especialmente por la plaza, hablándole insistentemente de su cuñado y su hermana, y haciendo caso omiso a su pedido de que la llevara a su domicilio.

Finalmente cerca de las 7:30, llegaron a su departamento y él bajó para acompañarla, pidiéndole ella que no ingresara pues su pareja se encontraba de viaje. Contó que él le dijo que la ayudaría a entrar. Una vez que ingresó, ella se sentó en el sillón y vio cuando él cerraba la puerta con llave, para luego perder la conciencia.

Expresó que se despertó unas 18 horas más tarde, a las 1:30 del domingo en su cama, sin su pantalón y con la ropa interior cortada. Al costado de la cama, en el piso, había una tijera. Manifestó que sentía un fuerte dolor en la zona genital y abdominal, algo que no era habitual en ella. Además, aseguró que su hogar se encontraba ordenado y, el acolchado de la cama de su hija, húmedo, pero se podía apreciar una mancha, como refregada, en el centro.

La mujer declaró que, al percatarse de lo que le había sucedido, llamó a su hermana para contarle, pero esta le expresó que necesitaban al relacionista público en el boliche porque llevaba mucha gente y no estaban atravesando un buen momento económico.

A través de distintos conocidos llegó a un abogado que le dijo que la denuncia iba a quedar en nada por lo que le recomendó una indemnización económica. La víctima dijo que se comunicó con Sánchez y, tras reclamarle lo que le hizo, le dijo que entablara contacto con el abogado.

El arreglo fue que se le descontaría una suma de lo producido en el boliche y que este dinero le sería entregado por su cuñado o hermana. Durante todo el proceso se sintió muy sola, sin apoyo de nadie y avergonzada por lo que le había sucedido y que “el acuerdo no era lo que yo quería, pero era otra época”.