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Cristina Kirchner se mueve como candidata, asume el protagonismo del PJ y apuesta a revitalizar su liderazgo

Fue el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, el que habló con Cristina Kirchner a fines de la semana pasada para formalizar una propuesta que venía masticando hace un tiempo. Los dos se sentaron, frente a frente, en el Instituto Patria. En esa conversación el formoseño le pidió a la ex vicepresidenta que se haga cargo de la presidencia del PJ.

Es el momento y no es ideal que el poder del partido lo tome un gobernador, que tiene que negociar con la Casa Rosada por temas de gestión. Eso fue lo que le planteó Insfrán, que es el actual presidente del Congreso del PJ. Lo hizo antes de darle todo su respaldo.

Similar fue la conversación que CFK tuvo con José Mayans, Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, el trío que conduce el bloque de senadores de Unión por la Patria (UP) y que tiene vÍnculo directo con la ex mandataria. La sede fue la misma. El legislador formoseño insistió en la idea que ya había expresado su jefe político. Es el momento de que agarre la conducción del PJ Nacional e inicie un proceso de ordenamiento del peronismo. Ella al frente de todo y de todos.

“Cristina tiene la intención de conducir el PJ Nacional y contener a todos los sectores. Y si es Cristina, es Cristina. No hay otros nombres. No hay demasiada discusión”. Con esa sentencia una dirigente muy cercana a la ex presidenta le puso el sello al posible desembarco de CFK al frente del Partido Justicialista. En el kirchnerismo dan por hecho que presidirá el partido.

La ex mandataria no se expresaría públicamente hasta principio de la semana que viene, cuando daría algún gesto concreto de su postulación para la presidencia del partido. La decisión de llegar al edificio de la calle Matheu 130 ya está tomada. Ella quiere. Y su voluntad es dinamizar la vida del partido. “Si la mayoría quiere que esté, voy a estar”, les dijo a los tres senadores de su confianza.

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CFK tiene en claro que no podrá lograr unanimidad sobre su candidatura. Tampoco le preocupa. Sabe con antelación que el sector de los gordos y los independientes de la CGT no la quieren al mando del partido. De hecho fueron los que les plantearon a los gobernadores peronistas que uno de ellos tenía que llegar a la presidencia del PJ.

También la resisten algunos sectores del peronismo que hace tiempo cuestionan su conducción y son muy críticos de La Cámpora. Dirigentes que apoyan la candidatura de Ricardo Quintela y entienden que el peronismo federal debe tensar la cuerda al máximo en una nueva discusión de poder con el kirchnerismo. Nada de listas de unidad.

El gobernador riojano dijo ayer que está dispuesto a competir con la ex presidenta. Fue una frase potente pero que muchos en el peronismo dudan que sea sostenida en los hechos. “Quintela dijo lo que tenía que decir. Está bien. Pero todos sabemos que no puede competir con CFK. Seguramente se reunirán y definirá su lugar en el esquema del partido”, advirtió un legislador de trato frecuente con la ex presidenta, dando por descontado que no se animará a enfrentarla.

A la tarde, en una reunión en el PJ de Neuquén, el “Gitano” fue crudo y explícito. “Lo mejor es que se exprese el pueblo peronista y que pueda con su voto decidir quién quiere que esté al frente de la conducción de nuestro partido”, explicó. Luego, agregó, en referencia a la ex presidenta: “En esta oportunidad se necesita otra mirada, otro mensaje, otro vocabulario. Inclusive se necesita otra tonada”.

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El dardo al núcleo del kirchnerismo duro llegó cuando habló del armado de las listas. “Yo no quiero pelear con ella, pero sí competir. La competencia a mí no me hace mal. Porque esto de armar listas a espaldas y dar por sentado que está la aceptación general del pueblo peronista, me molesta. Una lista que se arma entre cuatro o cinco compañeros que te llaman y te dicen donde te pusieron”, dijo con molestia.

En el kirchnerismo están convencidos que las declaraciones del riojano son solo una puesta en escena y que no hay competencia que valga cuando es Cristina Kirchner la que está en una esquina del ring. La realidad final la definirán los movimientos y conversaciones de los próximos días. Hay tiempo hasta el 19 de octubre para presentar las listas. En el mundo K dan por descontado una lista de unidad. En el esquema de Quintela prometen ir hasta el final y competir.

En la semana que se terminó la ex vicepresidenta jugó a fondo. Es la etapa de mayor protagonismo en su rol como opositora. La sorpresiva visita a La Matanza el último martes y lanzamiento del operativo clamor, avalado con anticipación por ella, la colocó en el centro de la escena nuevamente. Se quedó con el papel principal de la novela peronista.

En las últimas semanas se posicionó como la principal opositora al gobierno de Javier Milei. Protagonizó un contrapunto con el Presidente y su ministro de Economía, encabezó un acto en Merlo donde lanzó duras críticas contra el peronismo y la Casa Rosada, y emitió un mensaje en clave electoral cuando visitó el punto geográfico más poblado de la Argentina.

La decisión de tomar el control del PJ Nacional expone su intención de querer seguir jugando un rol preponderante en el armado opositor, en la renovación del peronismo y en la conducción de la fuerza política. Un papel central en un universo fragmentado y donde las diferencias se profundizaron una vez que concluyó el gobierno de Alberto Fernández.

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En el kirchnerismo creen que la presencia de CFK en el partido va a ser fundamental para ordenar los PJ de cada provincia y el peronismo territorial, donde conviven intendentes, concejales, sindicalistas, dirigentes sociales y ex gobernadores. “Ella va a revitalizar el partido. Va a caminar todo el país. Tiene ganas de hacerlo y la convicción de jugar un papel como ordenadora central de la fuerza política”, explicaron en el entorno de CFK.

El movimiento territorial que anticipan en el mundo K le servirá a Cristina Kirchner para construir una campaña electoral anticipada, que desemboque en una candidatura como diputada nacional por la provincia de Buenos Aires en el 2025. Y, además, le servirá para fortalecer su liderazgo a nivel nacional, que se ha retraído en los últimos años y se ha concentrado en el conurbano bonaerense.

“El año que viene tienen que competir los nombres propios con más recorrido. Capitanich en Chaco, Rossi en Santa Fe, Gioja en San Juan, Alberto Rodríguez Saá en San Luis, Cristina y Massa en Buenos Aires. Todas las caras conocidas”, reflexionó un histórico dirigente K, que entiende que el año próximo es momento de que el peronismo ponga en la cancha los nombres conocidos. Sobre todo teniendo en cuenta que se utilizará la boleta única.

CFK recuperó protagonismo en las últimas horas. Ahora tiene el desafío de construir un consenso amplio para que su eventual desembarco en el PJ Nacional sea sostenido por la mayoría y no quede como una jugada puramente sectorial. Quintela mantiene la mano arriba y siembra incertidumbre sobre cómo se discutirá poder bajo el paraguas partirario. La ex presidenta está armando de nuevo, como lo anticipó Máximo Kirchner en La Plata, el día que madre e hijo decidieron marcarle la cancha a Axel Kicillof, y dejarle en claro que no iba a tener el camino libre de obstáculos para construir un nuevo liderazgo.