Mary Cortéz de Corzo es una sanjuanina que no la pasó bien en los últimos meses. El pasado 20 de marzo de 2024, su vida cambió radicalmente. Empezó a sentir frío, dolores intensos y diarrea. Acudió al médico, pero no obtenía respuestas claras. Finalmente, luego de varios análisis, se confirmó el diagnóstico: tenía dengue.
Con 71 años, Mary se describe como una amante de la vida. Sin embargo, su normalidad cambió drásticamente en marzo, cuando comenzó a experimentar síntomas como frío, vómitos, dolor de cuerpo, de cabeza, de pecho y diarrea. Su primer instinto fue ir a urgencias de la Clínica Santa Clara Medicina, donde le realizaron los primeros análisis y un electrocardiograma, además de administrarle suero. Los profesionales de la salud le indicaron que tomara Tafirol cada ocho horas, ya que el diagnóstico preliminar apuntaba al dengue.
A partir de ese momento, comenzó su calvario. “Cada día me atendían diferentes profesionales. Me dijeron que fuera al Hospital Rawson para que me hicieran un análisis de sangre, que demoró dos días en arrojar resultados. El mismo confirmó que tenía dengue», relató Mary en diálogo con este medio. El problema surgió cuando el análisis reveló que el virus era de determinación NS1 positivo, lo que indicaba una mayor gravedad. Días después, fue internada debido a que empezó a sangrar por la boca.
Sus jornadas eran agotadoras, yendo de un estudio a otro, siempre conectada a suero. A pesar de los controles médicos, su situación no mejoraba. Uno de los médicos le explicó que su cuadro se debía a que probablemente la había picado más de un mosquito infectado, lo que agravaba su estado de salud.
«Se decía que toda persona que había sido contagiada con dengue debía vacunarse, así que decidimos comprar la primera dosis», explicó Mary. Su esposo fue a una farmacia y pagó $94.500 por la vacuna, la cual recién pudo aplicarse este mes. La segunda dosis deberá colocársela en diciembre. Aunque logró salir del cuadro más crítico, la experiencia fue agotadora y aún hoy vive con secuelas graves, como presión ocular, síndrome nervioso y diversos dolores en el organismo. «Hasta el día de hoy no tengo un diagnóstico claro de todo lo que me pasó», lamentó. Por eso sigue bajo supervisión médica y sometiéndose a una infinidad de estudios.
“La experiencia que viví con el dengue fue horrible, y espero que nadie más tenga que pasar por lo mismo», expresó Mary. Además, destacó que la enfermedad le generó problemas económicos, pero recibió ayuda del Gobierno para costear la segunda dosis de la vacuna. «La vida es lo más sagrado y valioso que tenemos quienes amamos vivir», concluyó la sanjuanina.