Cada 12 de octubre, Argentina conmemora el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, una fecha clave para la reflexión sobre la historia de los pueblos originarios y los desafíos que aún enfrentan en la actualidad. Vanesa Guaquinchay, descendiente y representante de la comunidad Warpe, fue entrevistada en el programa Banda Ancha para compartir su visión acerca de esta jornada y el significado profundo que tiene para las comunidades indígenas.
Guaquinchay comenzó explicando el verdadero origen de esta conmemoración para los pueblos originarios: “Sabemos que el 12 de octubre marcó el inicio de la colonización, entonces hoy es el día donde nuestros pueblos, nuestras familias y nuestros ancestros estaban libres en los territorios, sin ese avasallamiento que sucedió al día siguiente”. Para las comunidades indígenas, este día no solo recuerda un pasado libre de las imposiciones coloniales, sino que también es un símbolo de resistencia y la necesidad de continuar visibilizando la cultura y los derechos de los pueblos preexistentes.
En San Juan, más de 30 comunidades ‘Warpes’ y cuatro diaguitas mantienen vivas sus tradiciones, aunque enfrentan grandes obstáculos para ser reconocidas. Guaquinchay detalló que en el departamento de Caucete se concentra la mayor parte de las comunidades huarpes, y señaló que, aunque en la provincia hay avances, aún falta mucho para que se respete plenamente la diversidad cultural: “Para nosotros, nuestra cosmovisión como pueblos originarios no tiene la limitación de los territorios. Somos culturas preexistentes antes de la creación del Estado argentino”, afirmó.
Uno de los grandes desafíos, según Guaquinchay, es el acceso a la educación y al trabajo. La descendiente warpe destacó que muchas veces los saberes ancestrales no son valorados de la misma manera que los conocimientos occidentales: “A veces nos cuesta conseguir un trabajo como el resto de las personas, porque nuestros saberes atraviesan otros conocimientos”, explicó. Asimismo, recalcó la importancia de que los pueblos originarios puedan tener un lugar en las aulas, enseñando historia, geografía, lengua y música desde su propia perspectiva cultural: «Se dejó de hablar en nuestra lengua porque se les cortaba la lengua a nuestros ancestros» expresó. Este tipo de educación bilingüe es una lucha que se lleva adelante en distintas provincias, pero que aún está pendiente en San Juan, subrayó después.
El reclamo por las tierras ancestrales: una lucha vigente para los pueblos originarios
Además del reconocimiento cultural, uno de los mayores reclamos de las comunidades indígenas en Argentina es el derecho a las tierras que ancestralmente les pertenecen. La Constitución Nacional, en su artículo 75 inciso 17, reconoce a los pueblos originarios como preexistentes al Estado argentino y les otorga derechos sobre sus territorios, además de garantizar la preservación de su cultura y la educación bilingüe.
Vanesa Guaquinchay destacó la importancia de este derecho constitucional y los desafíos que enfrentan los pueblos originarios en San Juan y otras provincias para hacerlo efectivo: “El Estado argentino nos reconoce como pueblos preexistentes en nuestro territorio y el derecho a nuestras tierras. Si no tenemos territorio, el Estado debe darnos tierras”, explicó. Sin embargo, añadió que este derecho a menudo no se respeta, lo que genera tensiones entre las comunidades y las autoridades locales.
Para las comunidades huarpes y diaguitas de San Juan, la lucha por las tierras tiene un trasfondo cultural y espiritual: “Nuestra cosmovisión nos hace percibir el territorio de manera diferente. Yo soy Warpe en San Juan, pero si cruzo a Mendoza o San Luis, sigo siendo Warpe. Esos límites que están puestos por el blanco, por el colonizador, no nos impiden caminar en nuestro territorio”, aseguró Guaquinchay.
Este entendimiento del territorio también explica las tensiones que se viven en otras provincias, como en el caso del pueblo mapuche en el sur del país, quienes defienden sus tierras de lo que consideran apropiaciones indebidas por parte del Estado y de privados: “Ellos dicen ‘este territorio es mío’, y los que están del otro lado, que ven esos límites, no entienden nuestra cosmovisión. Por eso es tan importante que se respeten nuestros derechos y nuestra forma de vivir”, agregó.
La representante warpe insistió en que es necesario seguir luchando por el reconocimiento pleno de los derechos territoriales y culturales de los pueblos originarios: “Faltan políticas más inclusivas que nos permitan vivir en nuestras tierras, preservando nuestra cultura y enseñando a las futuras generaciones lo que somos y de dónde venimos”, concluyó.
La lucha por la tierra y el reconocimiento cultural continúa siendo una prioridad para comunidades como la Warpe y la diaguita, que no solo buscan justicia, sino también preservar un legado que sobrevivió a siglos de adversidades.
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