A continuación el informe de Salvador Di Stefano:
En el mes de septiembre, la devaluación del peso fue el 2,0%, y todo hace pensar que en los meses sucesivos se va a consolidar una devaluación anualizada del 26,8% anual. Las tasas de las lecap se ubican en el 3,7% mensual, esto implica que estamos con tasas positivas en dólares que son muy elevadas. No podríamos descartar que en las próximas semanas el gobierno proceda a bajar las tasas en las próximas licitaciones de Lecap. Bajo el escenario actual, las tasas de préstamos para empresas al 35% anual lucen muy elevadas. Esto implicaría una tasa efectiva anual del 41,2% anual. Si comparamos esta tasa con una devaluación que podría ubicarse en el 26,8% anual, esto nos dejaría una tasa en dólares del 11,4% anual. Esto implica que hoy es más conveniente tomar un crédito en dólares a una tasa de un digito que un crédito en pesos a una tasa nominal del 35% anual.
Los préstamos personales se están ofreciendo a una tasa del 50% anual y 5 años de plazo, pero debemos tener en cuenta que estas financiaciones tienen incorporado el impuesto al valor agregado que las personas no pueden tomar a cuenta, a no ser que estén inscriptas. Por ende, este impuesto opera como un costo para el financiamiento. La tasa efectiva de un crédito personal que se ofrece a una tasa nominal del 50% anual y 5 años termina ubicándose en el 80,4% anual, es una piedra lunar para quien lo paga.
Está claro que con estas tasas que se ofertan en el mercado, a los agentes económicos les conviene tomar financiamiento en dólares o desahorrar dólares antes de endeudarse. Creemos qué en los próximos meses, gracias al aumento de los depósitos en dólares provocado por el blanqueo, aumentará el financiamiento en moneda estadounidense, lo que agregará oferta de billetes en el mercado de los dólares alternativos.
En este contexto, vemos que el gobierno va a desacelerar la tasa de devaluación, por lo cual esperamos que en el año 2025 el dólar mayorista se va a devaluar a un ritmo del 21,8% anual, y podría ubicarse para fines del año 2025 en torno de $ 1,250,2. Todo esto, si se cumplen los supuestos de una economía que respeta el superávit fiscal, la balanza de pagos positiva y no emisión de pesos en el mercado.
Con el dólar en niveles muy bajos, el atractivo de comprar bonos en pesos ajustado por inflación aumenta, ya que hoy un bono como el TX26 rinde inflación más 11,0% anual, este bono paga una tasa del 2,0% anual. La amortización y renta se pagan en 5 cuotas mensuales y consecutivas a partir del 9 de noviembre del año 2024. Un bono con vencimiento similar, como el Boreal serie 3 en dólares, que paga una tasa del 3,0% anual y amortiza en 3 cuotas trimestrales y consecutivas a partir del 30 de noviembre del año 2025, rinde el 11% anual. Esperamos para el año 2025 una inflación en torno del 26,8% anual y una devaluación en torno del 21,6% anual, con lo cual el escenario es más favorable para los bonos en pesos ajustados por inflación que para los bonos en dólares.
Los bonos a un año de plazo, como los Boncap, están mostrando una tasa interna de retorno del 53,57% anual, esto te da como resultado una tasa del 3,6% mensual. Estos bonos están mostrando tasas de interés muy positivas contra la inflación y la tasa de devaluación esperada a 12 meses vista.
Conclusión
– La tasa de interés de las Lecap y Boncap son altamente positivas frente a la tasa de devaluación e inflación.
– Los bonos en pesos ajustados por inflación son más atractivos que los bonos en dólares a igual plazo, producto de que el ingreso de dólares al país terminará planchando al tipo de cambio. Sin embargo, la inflación podría estar en niveles más elevados por el ajuste de precios relativos de las tarifas públicas.
– Es muy importante, para los que desean financiarse en el mercado, tener en cuenta las tasas efectivas de las financiaciones y su comparación con la inflación esperada. En el caso de los préstamos personales, hay que tener en cuenta que la carga del IVA les juega en contra a la hora de repagar el crédito.
– Con las tasas actuales, es mejor financiarse vía reducción de stock de mercadería o venta de dólares atesorados, antes que recurrir a financiaciones que muestran tasas de interés muy positivas contra la inflación y devaluación.
– Vemos un escenario de dólar calmo hasta marzo del año 2025. La llegada de créditos de organismos financieros internacionales por U$S 4.000 millones, un repo con garantía de oro por U$S 3.000 millones, la llegada de más financiamiento corporativo que podría ascender a U$S 4.000 millones, y un probable acuerdo con el FMI con dinero fresco, aleja el fantasma de la devaluación, nos acerca a una probable salida del cepo e invita a invertir en bonos, pero nos parece que comienza el momento de incrementar la tenencia de acciones.