Germán Mangione (*)
Los indicadores económicos y noticias vinculadas a la economía argentina de estas últimas semanas ofrecen un pantallazo no sólo de la situación actual, la foto del momento de la economía argentina, sino que dan indicios de hacia dónde va el modelo económico del presidente Javier Milei.
El primer gran indicador, y la muestra más cabal de hacia dónde va este modelo económico, lo tiene la violenta caída de la producción industrial, que en Santa Fe tiene un rasgo particular que veremos más adelante.
La producción de fabril, la producción industrial en Santa Fe, en el mes de abril de este año presentó una nueva y marcada caída del 11% con respecto al año pasado, y si le sumamos los primeros cuatro meses del año y los comparamos con los primeros cuatro meses del año 2023, la caída es del 14% de la producción industrial.
Al igual que en los cinco meses anteriores, en abril de este año, el índice que hace la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) se ubicó muy por debajo de los niveles, no sólo de 2023, sino también de 2022 y 2021, los años en que vivimos la pandemia con toda la economía totalmente detenida o casi detenida.
Según el informe de esta entidad gremial industrial, el 90% de las ramas industriales que se analizaron en la provincia de Santa Fe, en el mes de abril tuvieron una caída comparado con el año anterior en su producción.
El 90%, nueve de cada diez ramas industriales, produjeron menos que el año pasado en la comparación del mes de abril. Más de 50 actividades fabriles relevadas registraron una disminución de en torno al 20% en la producción.
¿Cuáles son las ramas que registraron mayores caídas? La industria siderúrgica, cayó un 5,1%; la maquinaria agropecuaria, que en otro momento fue la estrella de la producción industrial de Santa Fe también cayó, así como la producción de vehículos automotores (muy importante para la provincia de Santa Fe, porque lo que se está viendo como consecuencia es lo que pasa en General Motors).
Según la Asociación de Terminales de Producciones de Vehículos, en junio la producción fue 16,7% menor a la de mayo. Se produjeron 32.029 unidades y fue un 40% menor respecto del mismo mes del año pasado. Casi la mitad de los autos que el año pasado se están produciendo ahora. La caída también se registró no sólo en la producción, sino en las ventas al exterior, y esto tiene que ver con las relaciones (o las malas relaciones) que Argentina está teniendo con el principal socio comercial en la compra de autos, que es Brasil, ni más ni menos.
El sector exportó 20.000 unidades, tuvo una caída de casi un 10% en comparación con el mes anterior y también un 10% respecto al junio del año pasado. Decíamos las ramas que habían caído y contábamos vehículos automotores; productos lácteos cayó también, y productos de metal y servicios de trabajo de metales. Estas cinco ramas que contamos fueron las de mayor caída y cuando se ve la foto, cuando se analiza la imagen y el gráfico que publica la Federación Industrial de Santa Fe, no queda mucha duda, ya que aparecen todas las ramas industriales en rojo. Decíamos nueve de cada diez, en comparación con el mes anterior, y en comparación con el año pasado.
¿Cuál es la única rama industrial que creció? Es interesante ver la foto porque es un poco la película, o mejor dicho el tráiler de la película que nos quieren meter como modelo económico.
Lo único que creció fue la molienda de oleaginosas, que fue la actividad industrial que aumentó 6,6 puntos porcentuales. Estamos hablando del complejo cerealero oleaginoso agroindustrial que se ubica centralmente aquí en la región, en el sector norte del Cordón Industrial de Rosario. En comparación con el año pasado, año además que hubo una sequía, tuvo un crecimiento muy grande.
El procesamiento del producto de soja en Santa Fe registró en abril de este año una expansión del 32,4% comparado con el año pasado y la producción de aceite casi un 40% mayor a la de 2023. En los cuatro meses de 2024 la actividad industrial vinculada a la cadena de la soja tuvo una recuperación muy importante con respecto al año pasado. En el primer cuatrimestre la industrialización de soja superó los 10 millones de toneladas, o sea 2,7 millones de toneladas más que el año pasado.
Lo único que creció, lo único que tiene chances de producir en la provincia es el complejo agroexportador. Ése es el modelo económico que le imponen a la Argentina y que profundiza el modelo de Milei, que tiene como contracara consecuencias como la destrucción de la industria y la caída total de una característica que tiene el entramado industrial en Argentina: las Pymes, las pequeñas y medianas industrias.
El Pymecidio y el desempleo Según el Radar Pyme, desde la asunción de Javier Milei hasta junio de este año se destruyeron 10.000 pequeñas y medianas empresas, 50 pymes por día. Durante todo el gobierno de Mauricio Macri se destruyeron 24.505, y durante el de Alberto Fernandez 6.544.
Este sector empresario que genera más del 50% del trabajo formal en el país, reclama leyes de protección y asegura que el RIGI, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones aprobado con la ley Bases, lo pone en peores condiciones.
Esa es la primera consecuencia de este modelo, que por un lado tiene un pequeño grupo de empresas que en su mayoría están en manos de capitales extranjeros –como son las aceiteras y la agroexportación– y la contracara es la destrucción total de la industria.
El 90% de las ramas industriales están cayendo, y de las pymes, los seis sectores pymes que tuvieron caídas en este comienzo de año son papel e impresiones, químicos y plásticos, textil e indumentaria
¿Qué implica la caída de las Pymes? La destrucción del empleo, porque son principal fuente de empleo en la Argentina.
Esta semana el Indec, el Instituto Nacional de Estadística y Censos, publicó los datos del desempleo para los primeros tres meses de la administración Milei, y por supuesto, como no podía ser de otra manera, la desocupación creció casi un punto en un marco de un leve achicamente del mercado de trabajo.
En relación a diciembre pasado, la suba del desempleo es de dos puntos desde que asumió Milei. Con este panorama, dice el Indec, se registró la tasa de desempleo más alta desde la recuperación tras la pandemia, en el segundo trimestre de 2021. Hay más desempleo y menos producción que en la pandemia.
Es muy interesante lo que dice Ana Inés Navarro, directora de investigaciones del Banco Municipal de Rosario, quien advierte que es un número que todavía es pequeño, ya que es esperable que el mercado laboral no sea rápidamente sensible a la caída de la actividad y el PBI que se ve estos meses; que primero va a caer la producción, como estamos viendo en los datos contamos, y después por cada punto del PBI va a ir cayendo también el empleo formal. Muchas veces esto lleva un tiempo, pero se va a ver seguramente reflejado
Otro dato a tener en cuenta es que el desfasaje de los salarios, o sea en los salarios muy por atrás de la inflación, también son un aliciente para que no haya desempleo porque tienen menor costo para los empresarios, con lo cual todavía no vemos el impacto completo que va a tener la caída de la producción.
Menos recaudación, menos soberanía monetaria Otra consecuencia que tiene este modelo es que por supuesto al haber menos producción, al haber menos actividad económica, lo que hubo fue una recaudación fiscal que registró en junio la peor caída en lo que va del año, porque los recursos tributarios alcanzaron los 11.000 millones de pesos, con una variación anual del 212% y una contracción real, cuando se compara y desestacionaliza, del 14%, muy por debajo de la inflación acumulada. Se está recaudando menos; el Estado recauda menos porque cae la producción.
Dos consecuencias más concretas de esta forma de pensar la economía argentina, en donde solamente lo vinculado a la agroexportación funciona, donde la Argentina tiene lugar sólo como productor y exportador de commodities.
Por un lado la pérdida total de la soberanía monetaria, porque la liquidación del agro, los datos que da el monitor agroindustrial de las cámaras industriales como Ciara (Industria Aceitera), dicen que entre soja y maíz hay más de 42 millones de toneladas guardadas y sin vender.
¿Qué tendrá que ver esto, me decís vos, con la soberanía monetaria? Al darle ese poder en el modelo económico a un sector tan pequeño de la economía, lo que vos le das es el poder de definir cuánto vale el dólar, y por tanto cuánto vale el peso. Si no liquidan, como está sucediendo en este momento, que la caída de ingresos de divisas del mes de junio fue más que marcada, lo que tenés son las corridas bancarias; lo que tenés es un grupo, un sector económico, decidiendo por el conjunto de la economía.
Mientras en el mismo periodo de 2023 habían ingresado 9.450 millones de dólares y en 2022 para esta época habían ingresado 15.000, recién ingresaron ahora 9.044 millones, mucho menos que en 2022, mucho menos que en 2021 y en 2023.
Estamos hablando incluso años de sequía, menos que eso se ha ingresado, que es lo que dice, bueno está guardada la soja, está guardado el maíz, quedan 35 millones de toneladas de soja, casi el 75% de todas la soja que se produjo está guardada y a esto hay que sumarle el maíz, lo que hace que haya 42,2 millones de toneladas de granos guardadas.
Paralelamente a que le das el poder de decidir sobre el valor de tu moneda, de decidir el ingreso de divisas, a un grupo muy chiquito, destruís el conjunto de la economía para que sólo crezca ese grupo económico.
Una Argentina más pobre hasta en las entrañas de la tierra. Y para cerrar un dato sobre otra consecuencia de este modelo, pero de esas que se ven a largo plazo, y que por supuesto no se le puede achacar solo al actual gobierno, pero éste la profundiza.
La Asociación Civil Fertilizar, que es la que agrupa a las empresas más importantes de nutrición de cultivos, presentó esta semana en conjunto con el Inta los resultados de un estudio realizado en el NOA y en el NEA, donde analizan cómo está de nutrientes la tierra después de 20, 25, 30 años de este modelo de agricultura, que es el mismo que se enlaza con esta concentración de la propiedad y la concentración de la producción.
Determinaron que hay una degradación de los suelos, una pérdida de fertilidad de materia orgánica, que va dejando más vulnerables a los impactos ambientales y climáticos a los suelos. Y encontraron una disminución de la disponibilidad de nutrientes, como el fósforo principalmente pero también de otros como potasio en Santa Fe, en Entre Ríos, y algunas otras provincias agrícolas, lo que va determinando una importante reducción de la materia orgánica, lo que produce mayor facilidad para la erosión y menor abastecimiento de otros minerales.
Claramente otra consecuencia de poner la economía y la producción en manos de unos pocos con un modelo que privilegia solamente la ganancia –y la ganancia de algunos sectores vinculados a los commodities–, que determina no sólo que no manejemos el valor de nuestra moneda, no sólo que haya cada vez menos empleo y se destruya en entramado industrial, sino que además van agotando el suelo, que es una fuente central de la riqueza y también de la vida en un país como Argentina.
Una foto actual que no es ni más ni menos que el tráiler de la película del modelo económico que impulsa el gobierno de Javier Milei, una película de terror para las mayorías populares.
(*) Periodista, investigador, diplomado en economía política