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Nadia Amalevi: “Hay un dejo de inmadurez y de capricho en la oposición”

Nadia Amalevi logró articular la tradición familiar con su militancia política. Con su experiencia en la conocida imprenta local que lleva su apellido, se sumó a la secretaría de material de estudios de la Franja Morada donde empezó a militar apenas comenzó a estudiar Ciencia Política. A partir de ahí inició un recorrido que la llevó a presidir la Red de Editoriales de Universidades Nacionales hasta su reciente incorporación al Concejo Municipal en 2021. 

Nadia Amalevi trabajó en la imprenta familiar, que su abuelo manejó por más de 80 años, donde se editaban libros y publicaban revistas de artistas locales, como la revista Boom que circuló desde agosto de 1960 hasta junio de 1970, donde escribieron Rafael Ielpi, Roberto Fontanarrosa, Svend Segovia, entre otros, y de la cual se publicó una antología. 

De origen radical a partir de la influencia de su abuelo materno, Amalevi recuerda el festejo de la recuperación de la democracia en el 83 y sus comienzos en la militancia universitaria en la Franja Morada, cuando María Eugenia Schmuck era la presidenta del centro de estudiantes de la Facultad de Ciencia Política. Allí comenzó a trabajar en la secretaría de material de estudio con el actual rector Franco Bartolacci.

En 2011 Bartolacci fue elegido decano de la Facultad y la convocó para ser secretaria financiera. Un año después, el rector Darío Maiorana la invitó a dirigir la Editorial de la Universidad. Junto al actual director, Nicolás Manzi, buscaron darle otra impronta y pasó de ser una imprenta a una editorial con colecciones. En 2011 impulsó la candidatura de María Eugenia Schmuck al Concejo y en 2021 obtuvo su primera banca por el bloque Arriba Rosario.

En diálogo con El Ciudadano, Amalevi habló de los proyectos para el desarrollo urbano de la ciudad, de la coordinación con provincia para la concreción de obras en la región y para implementar acciones contra la inseguridad. Cuestionó a la oposición y señaló que algunos “siguen en campaña”, al tiempo que criticó el impacto de las medidas del gobierno nacional, en particular el veto al financiamiento universitario.

—¿Cómo ves el armado de fuerzas en el Concejo Municipal y cómo es el vínculo con la oposición? 

—Para nosotros no cambió nada. Muchas veces se nos denuncia de mayoría automática, pero la construcción de una mayoría no es caprichosa. Es voluntad popular. Cuando la voluntad popular no te favorece resulta que el otro ejerce una mayoría automática, pero siempre se ha tratado de construir consensos. Tenemos una visión bastante diferente en ciertos aspectos, como es particularmente el desarrollo inmobiliario de la ciudad. Se hizo un gran trabajo de construcción de consenso en un momento muy difícil, que fue la pandemia, donde hubo mucha articulación con la oposición, con mucha experiencia de la presidenta del Concejo María Eugenia Schmuck para reunir voces muy diversas, y se aprobaron muchos proyectos por unanimidad. Lamentablemente esa recepción que muchas veces había en ciertas temáticas se radicalizaron a partir de la última campaña electoral. Se fijaron posturas y para muchos no terminó aún la campaña. Tenemos la responsabilidad de gobernar para múltiples sectores y tenemos que contemplar todo. No es fácil gobernar en este contexto, fundamentalmente porque el municipio es el primer mostrador al que llegan los reclamos.

La provincia en este momento está mucho más presente y tenemos una coordinación mucho más aceitada que nos permite votar ciertas normativas en cuanto al Código Urbano, por ejemplo, o en cuanto a proyectos especiales que van a reactivar la ciudad y son una apuesta de mucha gente en un contexto económico difícil. Sentimos que hay un apoyo y una coordinación con el gobierno de Maximiliano Pullaro que nos permite modificar cierta normativa, como el paquete de seguridad que estamos próximos a votar con la reconversión de las manzanas que están en el área de la penitenciaría donde hay 280 reclusos en una zona central en la que la provincia va a instalar una de las estaciones policiales. Da cuenta de la inversión que está haciendo este gobierno en Rosario. Rosario fue estigmatizada por diferentes medios de comunicación de Buenos Aires. Nosotros denunciamos permanentemente y sentíamos impotencia de tener las manos atadas en una ciudad que no es autónoma y no tuvo apoyo durante cuatro años del anterior gobierno provincial que nos dejó 20 patrulleros cuando pedíamos que se priorizará esta ciudad. Se subejecutaron partidas que mandó en ese momento el presidente de la Nación y tuvimos que soportar que ministros nos dijeran que habían ganado los narcos. Si bien no estamos en Disney, los números están diciendo que el de octubre fue el mejor fin de semana largo que tuvo la ciudad de Rosario en mucho tiempo. La inseguridad no golpeó solo a quienes lamentablemente tuvieron que sufrir una víctima en su familia, sino también a un montón de sectores que viven del turismo. Ese peregrinar de Javkin durante mucho tiempo con ese reclamo y este resultado parcial dio cuenta de que no estábamos equivocados, de que no se invertía, de que nos habían dejado abandonados, de que no éramos prioridad para nadie. Ahora eso tiene un correlato. Muchas de las normativas que estamos votando fueron maduradas durante mucho tiempo. Las inversiones tienen una premura. Es injusto tirar un manto de sospecha sobre los funcionarios porque de alguna manera se está acusando a un sector que quiere invertir. Hay que tener mucho cuidado porque Rosario tuvo una experiencia horrible con personas que hablaban mal de esta ciudad y si después de todo lo que pasamos alimentamos un fantasma de que en Rosario hay un tufito a corrupción, no está bueno para la ciudad.

—¿Sigue en campaña parte de la oposición? 

—Sin dudas sigue en campaña con las acusaciones a nivel personal y descalificaciones que ni valen la pena responder. Yo me dedico a trabajar, a hacer propuestas, a llevar adelante iniciativas, a tratar de que la ciudad cambie y mejore su imagen. Nosotros tenemos la responsabilidad de gobernar. Tirar piedras desde afuera lo puede hacer cualquiera, pero es irresponsable siempre poner trabas, siempre mostrar lo malo, nunca tener la grandeza de construir consensos. No está bueno renegar del lugar donde uno pertenece. Yo no reniego de mi sector político, soy oficialista y soy radical. No tengo nada que ocultar, entonces las manifestaciones que hemos tenido que soportar en muchos espacios como la sesión o las comisiones no merecen respuesta. Me parece que tenemos que seguir adelante, velar por una ciudad que sea cada vez más ágil, hacer un uso de los recursos de manera eficiente y apoyar a las familias de empresas que siguen apostando a la ciudad. No voy a permitir que se teja un manto de sospechas sobre personas que son idóneas, nobles, honestas y que, a pesar de todo, siguen apostando a Rosario. Nosotros también seguimos apostando a Rosario. No sé si todos están en lo mismo.

—¿Cómo analizás la actual gestión del Ejecutivo local? 

—La actual gestión del Ejecutivo local tiene otra impronta porque puede tenerla por la coordinación con el gobierno provincial. Podemos aventurarnos a más desarrollo, por ejemplo, tratamos de que Pichincha también tenga una vida diurna con locales y propuestas gastronómicas. Los proyectos especiales que estuvimos votando en el Concejo, sobre todo vinculados al centro de la ciudad y a seguir con la revitalización para que la gente vuelva a vivir en el centro, el plan de reconversión de playas de estacionamiento, que son lugares que no tienen inversión y que a las 6 de la tarde mueren y son grandes superficies donde queríamos estimular la inversión, tiene que ver con un cambio de paradigma de la mixtura de usos para que en un lugar puedas tener hotel, galería comercial y un espacio público con inversión del privado. 

—¿Cómo es el vínculo con la provincia? 

—Con la provincia hay un vínculo permanente. Se anunció el acuerdo para Rosario con una batería de inversión en obra pública. Son obras que redundan en mejoras en la ciudad. La reciente apertura de la primera parte de la licitación del recambio de la cañería de agua del centro y del macrocentro de Rosario también va a ser un ahorro en el Estado municipal porque los baches de las calles de Rosario de los que muchos ciudadanos se quejan tienen que ver con los pequeños derrames de agua que van socavando desde abajo el pavimento, sumado al acueducto que va a estar en 2025 para aumentar la potencia. La agilización de trámites también fue presentada recientemente por el intendente y tiene que ver con una modernización del Estado, con una impronta de una ciudad que no es autónoma y eso trae un montón de dificultades que estuvimos viviendo con los episodios de inseguridad donde el intendente no podía tomar decisiones independientemente del gobierno provincial y del nacional. Ahora tenemos una coordinación donde se ve mayor presencia policial. No desapareció el delito, pero bajaron los índices que había en el último año de la anterior administración. Hay que tener decisión política. Se intervino en las cárceles, hay proyección de mega comisarías y de ampliar las penitenciarias, los inhibidores y las cámaras también es inversión en tecnología. 

Muchos de los que ahora se arrogan las soluciones no hicieron nada cuando tuvieron la posibilidad, entonces es muy fácil tirar piedras, no reconocer la pertenencia partidaria y decir que el intendente es un inútil, pero hay que gobernar cuando el partido que vos representás fue el que le dio la espalda a los rosarinos. Hay que tener madurez y templanza para gobernar, y me parece que hay un dejo de inmadurez y de capricho en la oposición. 

Se dio la particularidad de que es una oposición en Rosario pero a nivel nacional era oficialista. Yo soy radical y voté a De la Rúa, pero a los tres meses estaba marchando en contra porque uno no traiciona sus principios. Si uno no es honesto con uno mismo difícilmente lo pueda hacer con el otro.

—Desde tu militancia y trabajo en la Universidad ¿cómo analizás el conflicto universitario? 

—Yo creo que la solución va a llegar porque nadie es tan tonto como para ir en contra de una institución que tiene tanta legitimidad social como la Universidad que le da oportunidades a quien no las tiene. La Universidad de Rosario ni siquiera cerró en pandemia, estuvo a la par del Estado municipal, participando desde el Banco de Alimentos hasta produciendo repelente y alcohol en gel. Se reconvirtió y salió extra muros. Tiene reconocimiento social porque está presente en los centros de distritos, en los barrios y en los dispensarios. 

Me parece terrible la persecución ideológica que se le hace a un docente. Un docente no te adoctrina, te forma el carácter, te empodera para que puedas rebatir ideas, te estimula a que leas el diario, a hacer simbiosis con la realidad, a enriquecer el debate. Hay una necesidad de formar espíritu crítico y también de subsanar, muchas veces y en poco tiempo, los déficits de la escuela primaria y de la escuela media. Es mucho el desafío de los docentes universitarios por la miseria que cobran. La universidad tiene un montón de dispositivos para proteger del adoctrinamiento como, por ejemplo, los exámenes públicos para proteger al que opina distinto. Son conquistas que ya están en la Universidad y hay que ir por nuevas. 

La Universidad entendió que no todos quieren tener un título de grado, que quieren formarse en competencias laborales certificadas por la Universidad y formó la Escuela de Oficios cuyos cupos se agotan. Ojalá el gobierno nacional pudiera financiarlas. 

El tema de las auditorías me parece una falacia tremenda. Yo fui Secretaria Financiera de una facultad. Si yo soy la auditada y vos sos el auditor ¿de quién es la responsabilidad? ¿Por qué no votan la conformación de la Sigen y auditan todo? 

También me gustaría que expliquen por qué cuando en Twitter publicás en contra de ciertas cosas del gobierno nacional hay un montón de perfiles sin fotos y con tilde. ¿Cuánto sale ese ejército de personas que tienen una cuenta en una red social certificada? 

Lamentablemente por desconocimiento y por propia falencia de los que hicimos política en la Universidad o de los políticos en general no dimos el tiempo para comunicar mejor cómo se conforma la Universidad. 

Yo estoy muy orgullosa de lo que Franco Bartolacci está haciendo con el proyecto de la Universidad porque no traicionó nada de lo que nosotros pensábamos en los 90 cuando empezamos a militar. 

—¿Sos optimista en cuanto a la resolución del conflicto universitario?

—Se va a resolver por la militancia universitaria que defiende valores y que amplía derechos. Hay un consenso social. Atacan a la Universidad porque es el único lugar donde se forma gente con espíritu crítico. Hay que revisar todas las herramientas y aumentar los controles, pero están discutiendo los números. Este gobierno tiene un profundo desconocimiento del Estado. Gobierna con un Excel que le tiene que dar cero y con palabras claves que son universidad, aborto, feminismo y kirchnerismo. Yo no quiero ser una métrica. Detrás hay personas que se forman, que trabajaron toda una vida, que no les llega la asistencia alimentaria. Acá no se revisan las herramientas, sino que se eliminan. Hablan de corrupción, pero no hay nadie preso ¿entonces dónde está la corrupción?

No hay reformas profundas en cuanto a los sistemas electorales y a la administración del Estado. Hay recortes porque hay un profundo desconocimiento del Estado y no veo ninguna medida que hasta ahora haya beneficiado a la población. 

El Estado nacional recorta los aportes a las provincias, entonces ¿qué estamos manteniendo? Santa Fe es una provincia que tributariamente aporta un montón al Tesoro Nacional, entonces si se tiene que hacer cargo la provincia y no vuelve nada, no me dan los números.