La Argentina debe ya plantearse cómo encarar el fenómeno de la Inteligencia Artificial, cuanto más demoremos en profundizar la alfabetización digital, más atrasados y alejados vamos a estar del resto del mundo.
Hoy 08:13
Por Marcelo Muscillo, en diario Ámbito
Hace ya largo tiempo que la Inteligencia Artificial (IA) está entre nosotros, esto es innegable. El tiempo avanza y la tecnología también, a veces hasta más rápido que el tiempo. La cuestión es si en la Argentina estamos a la altura de este enorme fenómeno y, principalmente, cuestionar qué es lo que se viene haciendo para que los jóvenes aprovechen esta herramienta de cara al futuro.
Como toda revolución, la de IA provocó un estruendo en la sociedad mundial generando una gran expectativa y entusiasmo, a pesar de algunos detractores. Argentina como país, debe dar respuesta a la demanda cada vez mayor de información y conocimiento, garantizando que el fácil acceso a IA esté bien orientado, que jóvenes, profesionales, políticos y docentes lo usen seriamente, con compromiso y conciencia sobre los riesgos que conlleva sufrir o provocar una desinformación. Un estudiante universitario puede usar los modelos de lenguaje de los chatbot para buscar información, o para directamente armar un trabajo práctico, un ensayo o una tesis. Promover un buen uso consciente dependerá de nosotros. Tenemos que hacernos cargo y educar (alfabetizar) digitalmente a nuestra sociedad.
¿Puede entonces la IA reemplazar los tradicionales motores de búsqueda de información (las bibliotecas, los apuntes, las clases o hasta Google, la principal fuente de conocimiento de nuestra época)? Referentes de la nueva ola tecnológica, como Bill Gates el creador de Microsoft, han explicado que ChatGPT cambiará el mundo, aunque no supondrá la supresión del empleo humano, sino su transformación. Hace treinta años, en el primero de sus libros, también anunció que los robots no sustituirían nunca a los profesores.
Precisamente Microsoft, que es la empresa que creó y de la que es el mayor accionista, ha adquirido una participación en OpenAI, creadora de los chatbots más populares del momento.
La Argentina debe ya plantearse cómo encarar este fenómeno. Si bien hoy muchos de los debates giran entorno a la inversión en educación principalmente al presupuesto en universidades públicas, si corresponde que los docentes hagan paro en defensa de sus magros salarios, o si los chicos bonaerenses de nivel primario deben repetir; nunca encontramos debates sobre la alfabetización de los docentes, eslabones vitales para la alfabetización escolar y universitaria en los nuevos modelos educativos. Sin dudas, cuanto más demoremos en profundizar la alfabetización digital, más atrasados y alejados vamos a estar del resto del mundo.
En algún lugar entre los detractores y los incondicionales se encuentra la mayoría de profesionales, también entre los educadores, que intentan adaptarse rápidamente a estos cambios, aunque estamos más ante una invención transformadora, que ante una disrupción.
Empecemos por varias suposiciones de partida:
Los Modelos de Lenguaje de Gran Tamaño (LLMs), y otros ingenios semejantes de IA han transformado sustancialmente nuestra manera de acceder a la información, los datos y el conocimiento. Posiblemente esto sea un cambio tan decisivo como lo fueron en el pasado la imprenta o internet.
El uso de estas herramientas exigirá que profesores y estudiantes manejen estos instrumentos de forma que se enriquezca el proceso de aprendizaje, se pueda acceder a contenidos confiables y se ejerciten ciertas habilidades, que hagan a los graduados más empleables.
El riesgo de ChatGPT y productos análogos no es que los alumnos puedan copiarse más fácilmente en los exámenes. Actualmente, el objetivo de los educadores no debe consistir única ni fundamentalmente en transmitir conocimientos, sino más bien en desarrollar la personalidad, formar buenos ciudadanos empleables y emprendedores haciendo hincapié también en la formación de valores sociales.
Por otro lado, un educador, para poner las notas sobre la base de un examen de conocimientos, o de un test con respuestas múltiples, sabe que no hace falta un profesor. Realmente, una de las funciones de mayor valor añadido del docente es la de conocer a sus alumnos, cuáles son sus fortalezas y debilidades, y también la de actuar como coach para acompañar su desarrollo personal. Por lo que los nuevos programas Educativos deberían poner mucho énfasis en estas cuestiones y tareas que serán vitales para potenciar la función del educador.
Al procesar rápida y eficazmente datos y contenidos, los LLMs se convierten en recursos que facilitan múltiples tareas educativas y profesionales. El cuestionamiento al surgimiento de calculadoras científicas para el aprendizaje de materias como matemática y estadísticas devino en un elemento indispensable de apoyo tanto para el alumno como el educador. Lo mismo ocurrió con los buscadores de internet. Creemos que con la IA podrá pasar algo parecido. Esto solo si la utilizamos en forma correcta y la integramos debidamente a los nuevos modelos de aprendizaje.
De forma análoga, y al menos de momento, estos ingenios no sustituyen completamente la prestación de un servicio profesional o el proceso de aprendizaje como tal. Por ejemplo, para obtener un informe sobre una cuestión estratégica, como “cuáles son las tendencias futuras del sector de distribución de moda”, hace falta introducir adecuadamente las preguntas, procesar las respuestas, incluso entrar en un proceso interactivo en el que se formulan nuevas preguntas y se depuran ulteriores contestaciones. Estamos hablando de la técnica de estructuración de los prompt o motores de los modelos o prototipos de chatbot. Este nuevo lenguaje debe ser estudiado y enseñado en los nuevos modelos educativos.
Los propios desarrolladores de estas aplicaciones reconocen que las aportaciones de ChatGPT, sean datos, información u opinión, pueden ser falsas o sesgadas. Su sistema de búsqueda para resolver las peticiones se basa en la popularidad de las posibles respuestas, no en su veracidad, adecuación o conveniencia. Es por ello que los nuevos modelos educativos deberán resaltar este riesgo, y enseñar el trabajo de chequeo de los output, la reformulación de prompt y el enriquecimiento de las respuestas generadas por los prototipos de chatbot.