Con la llegada de las altas temperaturas de la primavera y el verano, la actividad del mosquito aumenta, provocando picaduras y la transmisión de la enfermedad, que alcanzó cifras récord en casos y muertes en la temporada anterior.
Hoy 09:05
Aedes aegypti pica más en las mañanas y al anochecer: riesgos persistentes
El mosquito del dengue es más activo entre las 6 y 11, y de 18 a 21 horas.
La luz artificial y la temperatura afectan su comportamiento y supervivencia.
Un estudio sugiere que la contaminación lumínica altera su ciclo de reposo.
Lo esencial: El Aedes aegypti, transmisor del dengue, pica principalmente al amanecer y al atardecer, pero puede hacerlo en cualquier momento si se expone a luces artificiales. Su ciclo de vida se adapta a ambientes urbanos, donde se cría en aguas estancadas y busca condiciones húmedas. La contaminación lumínica puede modificar su ritmo circadiano, aumentando la actividad nocturna y el riesgo de transmisión de enfermedades virales.
Por qué importa: Comprender los horarios de mayor actividad y factores que alteran el comportamiento del mosquito puede ayudar a reducir la exposición y prevenir el dengue:
En zonas urbanas, la iluminación prolongada incrementa el tiempo de actividad del mosquito.
La eliminación de criaderos y el uso adecuado de barreras físicas son esenciales para controlar su población.
El dengue, una enfermedad viral que afecta a millones de personas en todo el mundo, es transmitido por el mosquito Aedes aegypti, cuya capacidad de adaptación a entornos urbanos y su comportamiento alimentario lo convierten en un peligro constante.
Nuevas investigaciones han revelado que este mosquito no solo se alimenta durante las primeras horas del día y al atardecer, sino que también puede picar en la noche bajo ciertas condiciones, lo que aumenta los riesgos para la salud pública.
Tradicionalmente, se ha sostenido que el Aedes aegypti, conocido por ser el principal vector del dengue, es más activo durante el día, específicamente en dos franjas horarias: desde las primeras horas de la mañana hasta antes del mediodía, y luego en el crepúsculo, entre las 18 y las 21 horas.
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Sin embargo, estudios recientes han mostrado que la actividad de este mosquito puede extenderse a otros momentos si se dan ciertas condiciones, como la presencia de luz artificial en espacios cerrados.
Un estudio en Estados Unidos ha evidenciado que la luz artificial en áreas urbanas altera el comportamiento natural de los insectos vectores. La investigación realizada por la Universidad Estatal de Ohio sugiere que la contaminación lumínica puede modificar el ritmo circadiano del Aedes aegypti, prolongando su periodo de actividad e incrementando el riesgo de picaduras durante la noche.
“La prevalencia de la luz artificial nocturna a nivel mundial ha aumentado drásticamente, lo que afecta principalmente a los insectos diurnos, incluyendo al mosquito del dengue”, advirtieron los autores del estudio.
Cómo la luz artificial altera el ciclo de vida del mosquito
Esta situación no solo representa un peligro inmediato para la salud humana, sino que también podría afectar la supervivencia a largo plazo de los mosquitos, ya que la interrupción de su ciclo natural de descanso y preparación para el invierno puede disminuir su capacidad de supervivencia.
En las ciudades, la constante iluminación artificial puede hacer que los mosquitos se mantengan activos fuera de su horario habitual, facilitando la transmisión de enfermedades. “Este hallazgo podría ser malo para los humanos a corto plazo, ya que los mosquitos podrían picar durante más tiempo en la temporada”, indicó Matthew Wolkoff, uno de los investigadores del estudio. Asimismo, destacó que las alteraciones en el ritmo circadiano de los mosquitos podrían reducir su tasa de supervivencia a largo plazo.
El estudio de la Universidad Estatal de Ohio ha puesto de relieve la influencia negativa de la luz artificial en el comportamiento de los mosquitos. La contaminación lumínica, que afecta a más del 80% del mundo, puede interrumpir los ciclos de actividad natural de estos insectos, extendiendo la temporada de picaduras y afectando su metabolismo.
Al alterar la acumulación de nutrientes y el inicio de la diapausa, un periodo de inactividad que permite a los mosquitos sobrevivir el invierno, la luz artificial podría evitar que los mosquitos urbanos pasen el invierno con éxito.
La relación entre el dengue y la luz artificial resalta la necesidad de replantear la gestión del alumbrado público y privado en áreas urbanas, con el objetivo de mitigar los riesgos para la salud. Reducir la contaminación lumínica podría contribuir a limitar la propagación de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue y el virus del Nilo Occidental, que pertenecen a la misma familia viral.
A diferencia de otros mosquitos, el Aedes aegypti ha desarrollado una estrecha relación con los entornos urbanos, lo que le ha valido el apodo de “mosquito mascota”.
Fernán Quirós, ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, explicó en una conferencia que este mosquito “vive alrededor nuestro, de nuestra casa o de nuestro trabajo”. Debido a sus características, puede encontrarse en cualquier lugar donde haya recipientes que acumulen agua, como floreros, cubiertas de neumáticos o bebedores para mascotas.
Este insecto se cría en lugares sombreados y húmedos, y si bien históricamente se ha asociado su reproducción con agua limpia, investigaciones recientes del Grupo de Estudio de Mosquitos de la UBA y el Conicet han demostrado que también puede desarrollarse en agua con materia orgánica o incluso en recipientes sucios. Este descubrimiento, publicado en la revista Journal of Vector Ecology, implica que cualquier recipiente que acumule agua, por muy descuidado que esté, puede convertirse en un criadero.