La eterna candidata Liliana «Chispita» Fadul otra vez perdió una elección por su incapacidad política de generar consensos con el resto de la oposición.
Es válido preguntarse por qué la insistidora y eterna candidata Liliana «Chispita» Fadul se presenta una y otra vez a elecciones que termina perdiendo por incapacidades propias, más que por méritos ajenos.
Este caso no es el de una candidata menor, se trata de una candidata de peso que nunca alcanza a consagrar un triunfo relevante, ya a esta altura por profundas incapacidades políticas propias.
Fadul supo ir a otras elecciones en alianza con Camioneros. Así lo hizo con Hugo Moyano, en su época de gloria, que se alió con Fadul, con toda la carga que esto implica. En ese entonces, Fadul era diputada nacional y fue a elecciones en alianza con el sindicalista y le fue mal otra vez.
La ruptura con el ex concejal Luis ¨Lolo¨ Cárdenas no es otra cosa que otro claro ejemplo de intolerancia política para sostener acuerdos que finalizan de forma tormentosa.
Luego, la ex diputada nacional formó otro espacio electoral con el periodista y actual subsecretario de cultura del Municipio de Ushuaia, Silvio Bocchicchio, y también perdió las elecciones.
En la elección del pasado domingo, Fadul armó fórmula junto con el concejal Ricardo Garramuño.
Todas las coaliciones, que siempre encabezó, fueron fallidas y ninguno de sus acuerdos electorales se han sostenido en el tiempo. Una suerte de «Úselo y tírelo».
Es una constante: no tuvo continuidad con el gremio de camioneros, al igual que ocurrió con Bocchicchio, ni con Cárdenas y no sabemos qué pasará ahora con Garramuño.
Cuando se redactó la Carta Orgánica de la ciudad de Ushuaia en 2001-2002 obtuvo la misma cantidad de bancas que el oficialimso municipal. ¿Qué sucedió en aquel entonces? Tuvo la incapacidad de poder escuchar y acordar con otros y se terminó imponiendo el «modelo estatuyente Garramuño».
En la reforma de la Carta Orgánica, en 2022, Fadul y su fuerza política Somos Fueguinos logró tres de las 14 bancas de la estatuyente contra Walter Vuoto, que obtuvo 5 sobre 14. Había nueve bancas que no le respondían directamente a Vuoto. Entonces, ¿por qué esas nueve bancas no armaron un contrafrente y Fadul no fue presidenta de la Convención? La cultura política que intenta imponer Fadul en cada espacio institucional que ocupa tiene la misma lógica desde 1991, cuando fue electa por el partido justicialista, y al poco tiempo armó su propio bloque unipersonal. Por estas cuestiones, lo que podría llamarse ¨el estilo Chispita¨, termina fracasando, elección tras elección. Sí en la redacción de la Carta Orgánica Fadul perdió por limitaciones propias, lo mismo sucedió en la reforma Estatuyente del año pasado. Hace meses, nomás, se repitió la misma historia: Vuoto no logró la mayoría en la elección, pero ganó la Convención Estatuyente.
¿Qué nos hace pensar que está mal el compromiso con otras fuerzas en política? En los cuerpos colegiados se busca construir una mayoría. Si no se es propia, se construye en base a acuerdos.
A esto se suma un hecho nuevo en términos políticos. Raúl Von der Thusen, cabeza de lista de la fuerza liderada por Fadul la desconocío el lunes sin miramientos. Cuando se le preguntó a quién va a responder el bloque, el actual concejal de Río Grande y ahora legislador electo manifestó: «Yo no tengo jefe político».
La elección de Somos Fueguinos para la Legislatura fue una sorpresa. Nadie imaginaba que iban a hacer una muy buena elección. Como tercera fuerza, obtuvo 8.559 votos, el 8,54%, por lo que obtuvo tres bancas que serán ocupadas por Raúl Von der Thusen, Jorge Lechman y Gisela Dos Santos.
Del total de votos a Somos Fueguinos en Ushuaia, que uno se los podría atribuir a Fadul, fueron 2.750 los votos, la cuarta parte del total de votos en la provincia, quedando ya no en tercer, sino en cuarto lugar como fuerza política en la Legislatura.
En Río Grande, en cambio, Somos Fueguinos quedó en segundo lugar para la Legislatura, con 5.499 votos. Cuando Von der Thusen dice que «no tiene jefes políticos» es porque los votos que lo posicionan como legislador, no son de «Chispita».
En Ushuaia, para el Concejo Deliberante, Somos Fueguinos quedó en cuarto lugar con 2.747 votos, los mismos que en la Legislatura en Ushuaia. Con esa cantidad de votos, hubiese sido imposible ingresar siquiera una banca a la Legislatura. De hecho, en la elección anterior no ingresó ninguno de esta fuerza. El caudal de Von der Thusen genera el caudal necesario para estas tres bancas obtenidas.
Cuatro estatuyentes mandato cumplido de la modificación de la Carta Orgánica aseguraron que con Fadul «no escucha, es autoritaria» y es alguien con quien «no nos podemos poner de acuerdo».
El domingo ocurrió lo mismo de siempre: la incapacidad política de Fadul provocó que en lugar de polarizar y haber convocado a Stefani, Rubinos, Blanco, haya perdido nuevamente una elección.
En Ushuaia, en lugar de haber dos grandes fuerzas como lo hay a nivel nacional, se enfrentaron fuerzas opositoras en forma dispersa, garantizando que la estrategia de fraccionarse es la lógica más efectiva para que se impongan quienes tienen capacidad de concertar con otros para vencer en las elecciones.
El final de esta historia lo sabemos todos. Ganó Vuoto, por aciertos en sus dos gestiones frente al municipio y por desarrollar capacidad de acordar, dialogar, etc. Todo eso que Fadul no tiene lo usa quien la enfrenta. Jorge Garramuño a principios del 2000, ahora Vuoto.
A modo de repaso general, todos los que ganaron en estas elecciones se agruparon y consensuaron caminos y estrategias conjuntas. Mientras que los que perdieron, en cambio, fragmentaron, se pelearon y se separaron.
Aprender de los otros no es un mal ejemplo, algo que Fadul quizás pueda aplicar si se presenta en una nueva elección.